Misterios
Gozosos
(Lunes a Sábado)
- La encarnación del Hijo de Dios.
- La visitación de nuestra señora a Santa Isabel.
- El nacimiento del Hijo de Dios.
- La purificación de la Virgen Santísima.
- La perdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo.
(Lunes a Sábado)
(Jueves)
(Martes y Viernes)
(Miércoles y Domingo)
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, Amén.
Creo en Dios padre todopoderoso.
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo;
Nació de santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descenció a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y esta sentado a la derecha de Dios padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espiritu Santo, en la santa iglesia católica, en la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Padre nuestro, que estas en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
Gloria al padre, y al hijo, y al espíritu santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
(Jaculatoria)
Oh, Jesús mio, perdona nuestros pecados libranos del fuego del infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu divina misericordia.
María, madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte, ampáranos, ¡Oh gran señora!
Dios te salve, reina y madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas Ea, pues, señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, Fruto bendito de tu vientre.
¡Oh elementisima, oh piadosa, oh dulce siempre virgen María!
V. Ruega por nosotros, santa madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro señor Jesucristo.
“El camino para comprender el sufrimiento del hijo es comprender el sufrimientos de la madre”
Cardenal J.H. Newman.
Hacer la señal de la cruz y rezar despacio después del anuncio de cada dolor 1 Padre nuestro, 7 Ave María, meditemos estos dolores:
Se reza con la corona del rosario.
En el nombre del padre, y del hijo, y del espíritu santo.
Amén
Padre nuestro, Ave María y Credo.
En las cuentas del padre nuestro se dice:
Padre eterno, te ofrezco el cuerpo y la sangre, el alma y la divinidad de tu amadísimo hijo, nuestro señor Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y los del mundo entero.
En las cuentas del ave maría se dice:
por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Para terminar se dice tres veces:
Santo Dios, santo fuerte, santo inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.
En el nombre el padre, y del hijo, y del espíritu santo.
(Rezarlo al iniciar cada día)
¡Oh señora mía!
¡Oh madre mía!
Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial efecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo tuyo Oh madre de bondad, guárdame y defiéndeme como a pertenencia y posesión tuya.
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza.
A ti celestial princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón.
Mírame con compasión, no me dejes, madre mía.
Amén.
V. El Ángel del señor anuncio a María.
R. Y concibió por obra del espíritu santo. Dios te salve, María...
V. He aquí la esclava del señor.
R. Hágase en mi según tu palabra. Dios te salve, María...
V. Y el verbo se hizo carne.
R. Y habito entre nosotros. Dios te salve, María...
V. Ruega por nosotros, santa madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro señor Jesucristo.
V. Oremos: Te suplicamos, señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu hijo Jesucristo, por su pasión y cruz seamos llevados a la gloria de su resurrección. Por el mismo Jesucristo nuestro señor.
Bajo tu amparo nos acogemos, santa madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, Oh virgen gloriosa y bendita.
Oh corazón inmaculado de María, lleno de bondad, muéstranos tu amor por nosotros, que la llama de tu corazón, Oh María, descienda sobre todos los hombres.
Nosotros te amamos inmensamente.
Imprime en nuestros corazones el amor verdadero, para que así tengamos un deseo continuo de ti.
Oh María, dulce y humilde de corazón, acuérdate de nosotros cuando estemos en pecado.
Tú sabes que todos los hombres pecan.
Concédenos, por medio de tu corazón inmaculado, la salud espiritual.
Haz que siempre podamos contemplar la bondad de tu corazón maternal y que nos convirtamos por medio de la llama de tu corazón.
Madre querida acógeme en tu regazo, cúbreme con tu manto protector y con ese dulce cariño que nos tienes a tus hijos aleja de mi las trampas del enemigo, e intercede intensamente para impedir que sus astucias me hagan caer.
A ti me confió y en tu intercesión espero.
Alégrate María, inmaculada y santa, amada de Dios, nueva Eva elegida, cooperadora de la conciliación.
Madre de Jesús y nuestra incansable auxilio de los pecadores, maternal intercesora, acuérdate siempre de este hijo tuyo.
Santa María madre de Dios, soberana señora de los ángeles, a ti se te ha dado poder desde siempre por Dios para pisar la cabeza de Satanás, nosotros te pedimos humildemente nos envíes tus legiones santas para que bajo tu orden y tu poder ellos persigan los demonios, los rechacen de todas partes, reprimen sus audacias y los arrojen al abismo, ¡Oh! Buena madre, se siempre nuestra esperanza.
Auxilio de los pecadores siempre dispuesta al perdón y la intercesión obtenme las gracias que me sean necesarias para encaminar rectamente mi vida, rechazar enérgicamente el pecado, huir de sus ocasiones y poner los mejores medios para purificarme según el divino designio y así encaminarme hacia quien es la vida misma.
Oh piadosísima virgen María, que jamas se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu ayuda ha sido desamparado por ti.
Animado con esta confianza yo también acudo a ti, madre, virgen de las vírgenes, me postro a tus pies pidiéndote, madre de Jesucristo, que no desoigas mis suplicas, antes bien dignate escucharlas y atenderlas benignamente.
(Rezarlo al terminar el día)
Virgen milagrosa, mírame delante de ti, lleno de alegría, para darte las gracias por el día que me has concedido.
He reconocido por experiencia que siempre escuchas las peticiones que te hacemos y que tu medalla es prenda de protección y de paz.
Oh virgen milagrosa, otorgándonos los favores para el siguiente día acércanos cada día más al señor.
Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a tí.